Un agente inteligente parece mágico desde afuera.
Pero detrás de cada respuesta acertada, integración útil o automatización fluida, hay una arquitectura técnica concreta.
En este artículo te mostramos cómo está compuesto un agente inteligente, qué piezas lo hacen funcionar y por qué su diseño importa tanto como su inteligencia.
Es el “cerebro” del agente: el modelo de lenguaje que interpreta preguntas, genera respuestas y toma decisiones básicas.
Puede ser ChatGPT, Claude, Gemini u otros modelos compatibles.
Pero por sí solo, el LLM no es un agente. Necesita una estructura que le dé lógica, contexto y control.
Estas son las reglas que definen cómo debe actuar el agente:
En Kiros diseñamos estas instrucciones desde cero, según tu negocio y tus sistemas.
Un buen agente necesita recordar información entre mensajes, entender historiales y mantener coherencia. Para eso usamos estructuras de memoria que permiten:
Esto es clave para atención al cliente, soporte o tareas administrativas.
Este es el corazón del impacto real. Un agente no solo debe responder… debe ejecutar acciones.
Para eso lo conectamos con:
Cada integración se hace con código, sin limitaciones como las de Zapier o Make.
Tu agente no puede decir cualquier cosa.
Por eso incorporamos validadores lógicos que le permiten:
Así el agente se comporta como una extensión de tu empresa, no como un chatbot genérico.
En Kiros, diseñamos agentes de IA personalizados que se adaptan a tu negocio, no al revés. En semanas (no meses), podés tener un agente activo, probado y funcionando sobre tus sistemas reales.
Si estás listo para optimizar tu empresa con IA, o simplemente querés entender qué tipo de agente podrías tener, agendá una llamada gratuita con nuestro equipo.